Fue la lectura que más me gustó en el año 2012. No puedo decir mucho sobre la historia sin revelar
demasiado del desenlace. El título original es catalán "La pell freda", en español "La piel fría" el título traducido de la edición alemana sería algo como "La embriaguez del silencio". Se trata de una parábola que, como lo entiendo yo, habla de la profunda soledad de los
humanos, pero de una forma muy original y entretenida. La novela que es muy cortita, contada con una mezcla de suspenso propio de historias de aventuras o de viajes, ideas filosóficas y un toque de ciencia ficciòn.
Un hombre que luchó en el conflicto de Irlanda, aburrido de su vida, acepta una oferta de trabajo de registro climático durante un año en una isla en el océano atlántico sur, lejos del mundo. La isla consiste de rocas, un par de árboles y arbustos, el faro y la cabaña del oficial
atmosférico (que pronto será destruida) y está rodeada de agua fría. Los barcos pasan una vez al año, y solo con suerte se acercan lo suficiente como para poder comunicar.
Hay un solo habitante, el cuidador del faro, quien será la única compañía del protagonista durante el año, el antiguo oficial atmosférico que tenía que ser reemplazado
está desaparecido. Pronto
descubre que de noche salen criaturas raras del agua... y no se sabe si son buenas o malas.
El libro me dejó pensando mucho tiempo, resonando en mi durante semanas. Aquella isla, el frío, el cuidador del faro. En fin es una de esas historias que no se olvidan tan fácilmente.
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